Es real que hay leyes ilógicas y no sólo inútiles sino hasta perjudiciales, lo que es peor que no servir.
Si los ciudadanos creen que las leyes no sirven, casi consideran un deber moral eludirlas. Y si sienten que los perjudican, peor. Porque pareciera que hay leyes que no convienen, no sólo a los delincuentes sino hasta a los ciudadanos decentes. Y -sin ninguna duda- hay leyes que violentan a seres absolutamente inocentes e indefensos, como las leyes pro aborto.
Por eso es que las leyes debieran ser inteligentes y justas, nos convinieran o no, para que todos las respetemos a conciencia o debamos respetarlas bajo presión.
Porque, finalmente, el peor de los defectos de las leyes es el que "no son para todos por igual".
Cuando en un país los ciudadanos saben que las leyes son sólo para los responsables y los honestos, comienza el fin de toda "legalidad" porque ese sentimiento desmoraliza.
¿Dónde encontrar a quienes puedan dar leyes inteligentes y justas? Es un reto para Diógenes.
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