sábado, 10 de octubre de 2009

PEREZA

Cuando pensamos en la pereza (si es que alguna vez lo hacemos) es en la pereza ajena, nunca en nuestra propia pereza.
El diccionario nos ofrece varios sentidos de esta palabra. Me voy a fijar en dos : negligencia y flojedad.
¿Creemos estar libres de la pereza? ¿Realmente?
Pensamos que sí porque nos vemos a nosotros mismos en constante actividad.  Pero ahí -pienso-  está el engaño, nuestro autoengaño.

No toda actividad es diligencia. ¡Cuánta actividad inútil hay!
Si mi actividad no está bien orientada, es negligencia.
Si mi actividad no es cuidadosa y esforzada es flojedad.
¡Cuánto bien podríamos hacer sin pereza! (sin esa pereza de la que no somos conscientes).
Por algo se le dice que es la madre de todos los vicios y de todos los males.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ciertísimo.