Sin embargo, lo común es ver que quien quiere ayudar lo hace anulando al ayudado. Lo aniquila, lo inhabilita; cuando el objetivo final sería totalmente lo contrario.
Y ocurre tanto en lo gubernamental como en lo personal. No obstante, casi estaría segura de que realmente se quería ayudar.
No se ayuda cuando "se hace por otro". Ni cuando "se exonera al otro de su responsabilidad". Ni cuando "se le impide al otro aprender a valerse por sí mismo". Ni cuando se le dice o se le da a entender "tú no puedes, yo sí".
Nada que cree dependencia o inutilidad puede ser considerado "ayudar". Aunque el "ayudador" se sienta feliz, orgulloso, bondadoso o beneficiado en tiempo o seguridad.
Existirá algún caso en que la ayuda sea "hacer por otro", como cuando se le hace un encargo a un enfermo postrado. Pero esa situación no se puede generalizar.
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