Efectividad que se debe conseguir "a la buena o a la mala". Recuerdo el caso de un jugador de fútbol de quien aún se discute si hizo un gol pero con la mano. ¿Importó? No, lo que importó fue el gol que se hizo.
Por poco que nos interese el fútbol, todos sabemos de las famosas agresiones verbales y físicas entre jugadores. Van de las ofensas groseras a los golpes. Y también conocemos de las ofensas y agresiones entre los admiradores de los equipos y las mal llamadas barras "bravas" (Ver entrada del 12 de junio, 2009)
La agresividad en el campo de juego pasa a las tribunas y llega a las calles, donde la comunidad se convierte en la víctima de la que nadie se hace responsable.
Y todos los responsables tan felices, porque esa -se supone- es parte de la "vitalidad y euforia" deportivas.
Continuaremos...
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