Y mira que lo digo yo, que en muchos aspectos soy idealista.
Llamo, en este caso, "idealismos extremos" a aquellas expresiones de buenas intenciones que pretenden anular al yo en supuesto beneficio del yo ajeno.
Y eso es un imposible. Por eso concluye en nada, en inacción, en sueños inútiles.
El ser humano debe y necesita ocuparse primero de sí mismo y, luego, ocuparse del bien ajeno.
Lo dijo el Señor : "Ama al prójimo como a ti mismo". Y Dios sabe lo que dice.
Ayudamos y cuidamos a los otros luego de ayudarnos y cuidarnos nosotros mismos. Es un segundo paso en la escala ética.
Es indispensable para una sociedad civilizada. Pero no pretendamos dar el primer paso sin dar el primero.
Casos hay en que nos posponemos en aras al bien común o al bien de otro ser. Los hay. Pero no podemos esperar (y menos exigir) que sean lo usual.
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