Título e inicio están entre interrogantes porque es un asunto que cuestiona.
He observado que se suele pedir confianza, pero no se da las señales convenientes para merecerla. O peor aún, se da todas las señas de que se nos está mintiendo.
Y siempre el que pide la confianza queda como la persona meritoria y quien duda de darla, como la persona malvada.
Y a mí me parece una treta. La vida me ha mostrado que quien más pide que se confíe en sus intenciones, generalmente, no lo merece. Al digno de confianza ni se le ocurre pedirla. ¿Lo has notado?
Mi sugerencia es no importarnos parecer incrédulos. En estos casos peor es resultar crédulos.
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