Fue el origen del universo y la vida.
Le cantaron los trovadores, inspiró a los poetas, hizo meditar a los filósofos.
Hoy se la usa como trapeador. Porque pasó del espíritu humano a, cuando mucho, los sentidos. Peor aún, para muchos el amor sólo se ubica en el bajo vientre.
Cierto que el amor involucra al ser humano en su total plenitud, pero eso no debiera significar reducir el amor a la sensualidad. Hoy se llama amor a la genitalidad.
No pierde el amor, que seguirá existiendo como posibilidad. Pierde el ser humano, que cada día se complace en reducirse.
Alguien dirá ¡cada quien con sus limitaciones!
Pero lo peor es que estos limitados ejercen influencia social.
Sin embargo, no se los puede señalar como responsables absolutos, ya que quienes deciden dejarse influenciar de esa manera son más responsables y, muchas veces son culpables , porque les gusta aprender y hacer lo peor.
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