Pero hoy la vida está en el televisor.
El otro día llamaron a casa del servicio de tv por cable. Se trataba de una "oferta extraordinaria", concedida a quienes tienen un record como pagadores puntuales. Algo así como un premio.
Me decían (casi textualmente) : "Ahora la familia podrá llegar a casa en la noche, a la hora que sea, y sentarse a ver todas las series y películas imaginables".
O sea, la máxima dicha, casi el paraíso terrenal en nuestras manos, por un módico incremento en el pago mensual.
La familia -se supone- no puede tener nada mejor que hacer al reunirse al final del día que ponerse frente al televisor, tótem del hogar.
Me gusta mirar algo, me puede gustar ver películas, pero mi vida va más allá.
Espero que la tuya también.
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