miércoles, 1 de diciembre de 2010

DECAYENDO.

En una entrada anterior comentaba el valor de la familia para tener un mundo de personas más felices y más humanas.
Insisto en ello. Si la familia no se levanta, la sociedad sólo puede decaer.
Cada generación mayor ve a la que va creciendo como desmejorada. Se ha dicho siempre que es "una actitud de vejez". Discutir si sólo es ello sería muy largo.
De lo que no queda duda -porque es obvio- es de que nos descuidamos y cada vez las generaciones que van quedando aparecen como más carentes de riqueza humana.
Primero decaen las formas de arreglarse, después los modales, luego los gustos, más tarde las costumbres sociales y finalmente decae la moral.  Y se acaba pensando que la inmoralidad vital no tiene más trascendencia que un cambio en las modas del peinado, por ejemplo.
Y éso es decadencia.  ¿O no?

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