UNA, que aprendemos desde pequeños a buscar y necesitar la aprobación ajena.
OTRA, que aunque ésto sea así, nuestra valía no depende de la aprobación ajena, la trasciende.
La vida de comunidad requiere de la una, mutuamente entre todos.
La vida de realización personal requiere reconocer la otra.
Feliz quien llega a vivir estas dos realidades sin tensiones ni amarguras. ES POSIBLE.
Y en medio de todo ello, en tus esfuerzos, en tus temores, en tu autoafirmación, no olvidar lo que decía santa Teresa : cuanto vales ante Dios, tanto vales, nada más.
2 comentarios:
¡Me encantó!
Gracias por la visita.
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