Particularmente, me repugna la mentira, como forma solapada de violencia. Doblemente repulsiva, por violencia y por tortuosa.
Creo que es de gente bien nacida evitar la mentira.
No quiero hoy referirme a los peligros sociales de la mentira, como los perjuicios y sufrimientos que ocasiona.
Quiero hacer notar uno de sus mayores peligros : el habituarse a mentir.
Me resulta triste (y también despreciable) ver personas acostumbradas a mentir, creyendo que mentir es una habilidad, juzgando que mentir es su derecho, haciendo de la mentira su modo de vivir.
¿Y sabes qué me resulta lo más triste y despreciable de todo ésto? El que haya quienes están dispuestos a verlo y aceptarlo.
La mentira está considerada como un pecado venial. Y es casi considerada como una necesidad por los no creyentes.
ResponderEliminarLo cierto y claro es que empieza desde pequeño y se vuelve un vicio, una conducta viciosa de la cual es cada vez más difícil escapar. Esto, hablando de gente común y corriente.
Y no se debe olvidar que hay mentiras que vienen disfrazadas de ignorancia o de sabiduría. Otras se disfrazan de omisión, etc.
Saludos cordiales
La mentira
ResponderEliminares
una
novela
hahah
para decir mentiras hay que tener una gran memoria.
ResponderEliminarNo sólo memoria; en unos casos, tener cobardía y en los demás, tener villanía.
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